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¿Jugamos?
YËS es la pieza con la que Cie. Massala, compañía seleccionada de Francia, participa en PRISMA-Festival Internacional de Danza Contemporánea, en su edición número 10.
La danza contemporánea es un universo complejo, nos invita a sumergirnos en sus ritmos y movimientos para conectar con nuestras emociones. Sin un diálogo que nos oriente, es como acudir a una cita a ciegas. No se hacen preguntas; simplemente uno se arriesga y acude a la cita. Nos dejamos sorprender.
Es aquí donde el título de la pieza que vamos a disfrutar juega un papel importante, ya que nos da pistas sobre las razones detrás de la propuesta. Entonces, la pregunta obligada es: ¿qué significa YËS? La Cie. Massala no se complicó en seleccionar un título para su puesta en escena. YËS es un acrónimo que proviene del nombre de los intérpretes de la pieza, Yanice y Sébastien (Yanice et Sébastien). Al final de cuentas, la esencia de la pieza es este dúo. Una invitación a conocerlos, a descubrirlos y a jugar junto a ellos.
Yanice y Sébastien nos desnudan su interior a través de un trabajo escénico que va de adentro hacia afuera. En su baile urbano, en donde se observa una exquisita mezcla de hip-hop, house, popping y breaking, cada movimiento es la excusa perfecta para contarnos su historia e invitarnos a su juego.
Uno es sociable, extrovertido, intenso; el otro, reservado y sumergido en su mundo personal. El espectador decide con cuál de los dos se identifica y sin darse cuenta se establece una conexión psicológica con los bailarines. Durante veinticinco minutos nos sumergimos como público en el juego al que hemos sido invitados. Y, desde el minuto uno, Yanice y Sébastien se convertirán en ese amigo que conoces o en ese hijo hiperactivo; en fin, en alguien que te será familiar.
La dirección artística y coreográfica del francés-marroquí Fouad Boussouf, en complicidad con la dramaturgia y dirección actoral de Mona El Yafi, nos presenta a dos intérpretes que logran la verosimilitud necesaria para sostener la historia que han decidido contar con sus movimientos y sonidos. YËS es una pieza en donde la música la generan los bailarines con su boca, muy al estilo Les Luthiers.
Fouad Boussouf, además de ser el coreógrafo, es el fundador de la Cie. Massala y posee un Máster Ciencias Sociales de la Universidad de París XII. Sus competencias provienen de su formación académica y experiencia profesional como bailarín. El complemento perfecto: Mona El Yafi, dramaturga, comediante y pedagoga.
Y es la mezcla de teatro y danza lo que permite cerrar los veinticinco minutos de espectáculo rompiendo la cuarta pared. Con un lenguaje inventado, Yanice y Sébastien nos hacen saber que, como seres humanos, podemos comunicarnos. Finalmente, el público, en complicidad con este dúo, se suma al juego final de «Simón dice» para retirarse de la de la sala con una sonrisa en la cara y mucha energía.
Todo buen director sabe que logró sus resultados cuando, como en este caso, el público termina energizado y dispuesto compartir con el mundo entero lo bien que la pasó en el teatro.
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¿Bailarines-pájaros
o pájaros-bailarines?
Por Brígida Tobón
Dentro de la programación del décimo PRISMA-Festival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá, el Teatro Nacional abrió sus puertas la noche del jueves 14 de octubre de 2021 para acoger a la compañía francesa Massala, con el espectáculo YËS.
La pieza hace recordar a los aldeanos que habitan la localidad turca Kuskoy, traducido literalmente «el pueblo de los pájaros», que se comunican a través de silbidos. Esta forma de relacionarse, que nació hace unos 500 años durante el imperio otomano y ahora es patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO, se ha ido perdiendo entre las nuevas generaciones.
Sin embargo, Yanice Djae y Sébastien Vague, los dos intérpretes de este precioso y particular performance, le hacen homenaje, tal vez sin proponérselo, pues despiertan los silbidos y susurros que habitan en el interior de ellos para reconstruir un lenguaje no verbal, capaz de transmitir las más variadas emociones.
Fundada en el 2010 por el coreógrafo franco-marroquí Fouad Boussouf, la compañía Massala es un espacio para la danza contemporánea en sincretismo con otras manifestaciones artísticas y culturales, tales como el hip-hop, el circo nuevo, las danzas tradicionales del norte de África y la acrobacia; entre otros. El resultado es un plural trabajo artístico de gran fuerza y vitalidad, capaz de reflejar al mismo tiempo el espíritu de los pueblos ancestrales y el frenético palpitar de las calles de la ciudad.
YËS es una danza que respira sensibilidad, virtuosidad; pero, sobre todo, libertad. Si bien su estructura está cuidada milímetro a milímetro, la pieza no es una composición herméticamente cerrada. Ella permite posibles espacios para la improvisación a partir de la emotividad o conexión de los bailarines en determinados momentos. Es una creación que rompe estilos, con alta técnica y gran expresividad. Logra que los espectadores permanezcan atados a la poesía e hilaridad que bulle durante los cerca de veinte minutos que dura el espectáculo.
El anuncio promocional de PRISMA sobre la pieza así lo muestra: «Uno se tragó una batería de dínamo cuando era niño, era imposible detenerlo… al otro le gustaría que lo dejaran solo, en su rincón. Sus diferencias los unirán en un dúo exaltado, imbuido de humor y poesía, en el que el baile hip-hop se une a la música que los nutre, a veces pepitas de la memoria colectiva, a veces hallazgos insólitos que te transportan a otros lugares».
Los bailarines, además de ser expertos en silbidos y beatboxing, poseen enorme capacidad física y logran dúos inmejorables de gran exigencia. Del break dance pasan sin dificultad a la acrobacia o a una exhibición de fuerza descomunal. Giran con sus brazos abiertos a tal velocidad, que se convierten en hombres de Vitruvio, como el dibujo de Leonardo da Vinci que maravilla mostrando la anatomía humana. Vuelan por los aires gritando entre silbidos, a veces con chillidos, su condición de bailarines-pájaros con alas invisibles. Reptan por el piso y sus cuerpos de salamandra, humedecidos por el sudor, brillan y continúan brillando hasta concluir con la metamorfosis que los lleva de nuevo al homínido. A veces son dureza de escultura en piedra y otras frágil aletear de mariposa en vuelo.
La danza no desfallece. Bailan con música o sin ella, con el silbido, con el cuerpo y sus rumores, con el choque de las palmas, el chasquido de los dientes, el retumbar de los pies contra el piso… con el silencio. Pero también con clásicos de la música como Once upon a time in the west, de Ennio Morricone, silbado con irreverencia, creando un momento memorable en el espectáculo.
Las luces sutiles de Fabrice Sarcy dejan todo el protagonismo a la coreografía. Blancas, casi plenas por instantes, se van apagando para alcanzar un azul frío que genera una atmósfera onírica e intimista acorde con ciertos momentos en el baile.
No queda duda de que la danza en YËS surge desde la parte más íntima y primigenia de la condición humana de Yanice y Sébastien. Por ello no resulta difícil comprender cuando este último afirma: «incluso allá, ustedes no lo ven, pero yo bailo interiormente».
¡Bravo, pájaros-bailarines, por tan alto, hermoso vuelo!
FICHA TÉCNICA
Edición y montaje: Salvador Medina Barahona
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